Hermandad de la Santísima Virgen del
Carmen, Santo Escapulario y
Ánimas Benditas del Purgatorio
Con motivo de
este V Centenario, la Hermandad de la Santísima Virgen del Carmen, os quiere
hacer llegar este pequeño libreto, para dar apertura al año de Santa Teresa de
Jesús, la cual fue reformadora del Carmelo, Madre de las Carmelitas Descalzas y
de los Carmelitas Descalzos; "mater spiritualium"; patrona de los
escritores católicos (1965) y Doctora de la Iglesia (1970): la primera mujer,
que junto a Santa Catalina de Sena obtiene este título; nacida en Ávila, el 28
de marzo de 1515; muere en Alba de Tormes (Salamanca) el 4 de octubre de 1582;
beatificada en 1614, canonizada en 1622; su fiesta el 15 de octubre.
SANTA TERESA Y LA VIRGEN DEL CARMEN
Este
mes de octubre es muy significativo para los carmelitas. Celebramos el V
Centenario del Nacimiento de Santa Teresa de Jesus, por eso, os invitamos a
reflexionar unos minutos sobre la experiencia que tuvo de María nuestra querida
santa Teresa.
Ella
ingreso en el Carmelo a los 20 años. Pero no se convirtió de corazón hasta los 39 años. Veinte años luchando hasta
los 39 años. Veinte años luchando entre el hombre viejo y las exigencias de la
gracia. Ha descrito esa lucha con una claridad, dramatismo y desgarro que
conmueven: “Se decir que es una de las vidas (más) penosas que me parece se
puede imaginar; porque ni yo gozaba de Dios ni traía contento en el mundo”(Vida
8,2).
Santa
Teresa tuvo una gran devoción a la Virgen María, en su advocación del Carmen,
que escogió por Madre, cuando fallecio su madre terrena: “Acuerdome que cuando murió mi madre quede yo de edad de doce años, poco
menos. Como yo comencé a entender lo que había perdido, afligida fuime a una
imagen de nuestra Señora y suplíquela fuese mi madre, con muchas lagrimas…
conocidamente he hallado a ella y , en fin me ha tornado a sí” (Vida 1, 7).
Teresa
pasó paulatinamente desde una devoción superficial a la Santísima Virgen hasta
introducir su presencia en lo hondo de su vida espiritual y en su oración.
Entre las gracias singulares que recibió Teresa, algunas estuvieron
directamente relacionadas con la Santísima Virgen. Concretamente, obtuvo dos
gracias de María: el don de una pureza total y una vestición por parte de
nuestra Señora, que le anunciaba el hecho de que sería madre de una nueva
familia, el nuevo Carmelo reformado. Así lo cuenta la Santa: «Parecióme,
estando así (en arrobamiento grande) que me veía vestir una ropa de mucha
blancura y claridad, y al principio no veía quien me las vestía. Después vi a
nuestra Señora del Carmen hacia el lado derecho y a mi padre San José al
izquierdo, que me vestían aquella ropa… Acabada de vestir, y yo con grandísimo
deleite y gloria, luego pareció asirme de las manos nuestra Señora… Era
grandísima la hermosura que vi en nuestra Señora…» (V 33, 14).
Recorriendo
sus escritos, toda su vida estuvo salpicada de las gracias que le hace la
Señora del Carmen. Su presencia llena de luz y de amor se le hace cada vez más
viva, dejándose sentir en su alma como Madre, Maestra y Consejera, como amparo
seguro, como camino seguro para ir a Cristo. La presencia de la Virgen es
palpable en todo lo suyo, viven unidas, diríase que comparten todos los afanes
de la vida, gozando con la misma gratitud.
En
las manos de María deja sus deseos de perfección para que ella la guíe por los
consejos evangélicos hasta su Hijo. De todo corazón quiere que sea la Virgen
quien lleve las riendas de su vida: «En el día de nuestra Señora de la
natividad tengo particular alegría. Cuando este día viene apréciame sería bien
renovar los votos, y queriéndolo hacer, se me representó la Virgen Señora nuestra…
y parecióme los hacía en sus manos, y que le eran agradables» (R 48).
Al
terminar su convento de San José de Ávila experimenta el gozo de haberlo hecho
en favor de su regla y de la Virgen: “Guardamos
la Regla de nuestra Señora del Carmen…” (Vida 36, 26). “Plega al Señor sea todo para gloria y alabanza suya y de la gloriosa
Virgen María, cuyo hábito traemos, amen” (Vida 36, 28). Teresa de Jesús nos
ayude a vivir nuestra devoción entrañable a la Virgen, como ella la vivió.
OBRAS
Teresa está
entre las figuras de la mística católica de todos los tiempos. Sus obras -
especialmente las cuatro más conocidas (Vida, Camino de Perfección, Moradas y
Fundaciones) - junto a las noticias de orden histórico, contienen una doctrina
que abraza toda la vida del alma, desde los primeros pasos hasta la intimidad
con Dios en el centro del Castillo Interior. Sus cartas, además, nos la
muestran absorbida por los problemas más variados de cada día y de cada circunstancia. Su doctrina sobre la unión del alma con Dios (doctrina vivida por ella íntimamente) está en la línea de la del Carmelo que la ha precedido y que ella ha contribuido de manera notable a enriquecer, y que ha transmitido no sólo a los hermanos, hijos e hijas espirituales, sino a toda la Iglesia, a la que sirvió sin escatimar esfuerzos. Al morir su alegría fue la de poder afirmar: "muero como hija de la Iglesia".
Aqui os dejamos varias fotografías de la bendición de la imagen de Santa Teresa el 12 de octubre de 2014.
ORACIÓN OFICIAL DEL V CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE SANTA TERESA
Dios, Padre nuestro,
te alabamos y te bendecimos,
porque nos concedes la gracia de celebrar
el V centenario del nacimiento
de Santa Teresa de Jesús.
porque nos concedes la gracia de celebrar
el V centenario del nacimiento
de Santa Teresa de Jesús.
Señor Jesucristo, “amigo verdadero”,
ayúdanos a crecer en tu amistad,
para que, como Teresa, hija de la Iglesia,
demos testimonio de tu alegría ante el mundo,
atentos a las necesidades de la Humanidad.
Espíritu Santo,
ayúdanos a avanzar,
“con limpia conciencia y humildad”,
en el camino de la vida interior,
cimentados en la verdad,
con renovado desprendimiento,
y amor fraterno incondicional.
Como Teresa de Jesús,
maestra de espiritualidad,
enséñanos a orar de todo corazón:
“Vuestra soy, Señor, para Vos nací
ayúdanos a crecer en tu amistad,
para que, como Teresa, hija de la Iglesia,
demos testimonio de tu alegría ante el mundo,
atentos a las necesidades de la Humanidad.
Espíritu Santo,
ayúdanos a avanzar,
“con limpia conciencia y humildad”,
en el camino de la vida interior,
cimentados en la verdad,
con renovado desprendimiento,
y amor fraterno incondicional.
Como Teresa de Jesús,
maestra de espiritualidad,
enséñanos a orar de todo corazón:
“Vuestra soy, Señor, para Vos nací
¿qué mandáis hacer de mí? Amén.
Que Santa Teresa de Jesús y la Santísima Virgen del Carmen, nos ayuden a vivir este año teresiano de una manera especial, llevándonos por su intercesión a Jesucristo.
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